El Abadiño llegaba a Bermeo con el respeto que le da al rival enfrentarse a un equipo que había hecho un gran partido contra el Ezkurdi o había tumbado al líder una semana atrás.
El Bermeo salió a Penta atemorizado por el rival y cedío el domino a los de Astola.
Y empezó bullicioso y atrevido, tanto que Bona ( y ya van 9) ponía por delante al Abadiño en un abrir y cerrar de ojos.
Luego el Abadiño se fue, desapareció,se relajó tanto que pensó que aquello sería suficiente…..pero nada más lejos de la realidad.
Cuando el Bermeo atisbo que el rival se relajaba empezó a creer que podía.
Poco a poco se fueron haciendose con el control del partido,por el centro,por las bandas hasta que una perdida en el centro del campo hizo qué tras esa acción los costeros empataran el partido.
Luego todo sucedió tan rápido que los verde y blancos ni se enteraron.
El Bermeo se ponía por delante y el resto…..es historia.
La historia de que la relajación da paso a la poca intensidad y eso en fútbol se paga con derrota,derrota merecida por otro lado.
El Abadiño el sábado recibirá al líder y esperemos que ahi aparezcan y convenzan como ellos saben hacer sin perder eso que les hace diferentes….la intensidad.
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